Los profesionales de la imagen y del asesoramiento de moda y estilos son personas que pese a ser grandes conocedores de su profesión pueden cometer uno de los grandes errores comunes en todas las profesiones:
“La falta de psicología aplicada”
Este post me ha venido a la cabeza reflexionando sobre un hecho real:
Out es como se sintió hace unos días una amiga (le dedico este post) en una reunión de trabajo. Quedó impactada y herida. Hasta yo quedé afectada por empatía.
Mi amiga es una chica con clase y educada. Podría aseverar que es una de esas personas que saben conjugar a la perfección imagen y personalidad en cualquier situación de la vida. Una mujer actual de los pies a la cabeza.
Los hechos:
Un profesional en una reunión con varias personas, creyó que le hacía un grato favor haciéndole una apreciación delante de un grupo asistentes (profesionales del sector) sobre las tendencias actuales y en concreto aludiendo con énfasis negativo a una prenda que ella llevaba puesta.
Lógicamente, mi amiga se sintió fatal delante de todos. Lo peor es que el profesional ni siquiera fue consciente del error cometido.
Este post es un tirón de orejas a un especialista en moda, que sin darse cuenta y con su creencia de ayudar, lo que provocó es el efecto contrario. Con su falta de tacto y su falta de savoir faire no se dio cuenta que más que ayudar lo que hacía era poner a la persona en una situación difícil y complicada.
Afortunadamente la mayoría de profesionales saben perfectamente cómo hacer su trabajo con profesionalidad y discreción y no dan consejos a nadie a no ser que se los soliciten.
Hay muchas personas que se sienten muy bien con su estilo y personalidad y los asesores están para ayudar, aconsejar pero nunca imponer.
Tengo que decir que mi amiga está estupenda con todo lo que lleva, y yo como profesional no le cambiaria nada.